domingo, 26 de septiembre de 2010

¿Seré adicta a salir a la calle?

Una vez que lo pruebas ……no puedes dejarlo

¿Seré adicta a salir a la calle?

Después de mi artículo sobre mi primera salida, he vuelto a hacerlo un par de veces más, y han sido experiencias mucho mas enriquecedoras que me hacen saber que tengo mas confianza en mi imagen.

Lo primero que hice fue comprar unas botas planas, sin tacón, pero muy a la moda, compré un blusón azul para usarlo con mallas y que se me viera un escote discreto pero que hiciera dudar sobre mi género.

Claudia como siempre se lució con el maquillaje, fue un lunes y había poco movimiento, sin embargo se estaba maquillando ella también, y para mi sorpresa, muy agradable sorpresa, fuimos juntas ala calle, a un restaurante tipo árabe donde nos sentamos a la mesa para pedir el menú para llevar, fueron como seis cuadras, que me parecieron muy cortas, el tiempo volaba, nos entregaron el menú y salimos…. primer contacto y todo normal, de ahí caminamos otras calles y llegamos al café Emir que abrieron en la contra esquina de Blush, nos sentamos y pedí un té helado, (gracias Claudia, el próximo café va por mi cuenta), lo pedimos para llevar y al llegar a la puerta de Blush, no entré, decidí ir sola a toda la Zona Rosa, fui al centro comercial, entré a tiendas y en una hasta revisé algunos disfraces para Halloween, ya sé cuál quiero, pero hay que bajar al menos otros cinco kilos y 5 cm. más.

En el trayecto qué pasó, de hecho regresé a Blush a cepillarme el cabello, era peluca nueva y me la acomodé bien, el viento la había desarreglado, y acomodarme el blusón, el escote se notó mas, me toco hasta un tipo que solo dijo ¡ hay güey” mirando el escote, pero lo increíble es que caminé por unas cuatro horas en los alrededores, ví ropa que quiero comprar pero que no se si me queda y me prometí regresar por ella.
http://www.flickr.com/photos/nicole_kowalski/5027864885/

De ahí esta segunda parte de mi relato, la segunda salida fue para ganar confianza, la tercera fue muy completa y me dejó varias lecciones.

Consistió de dos salidas el mismo día, con vestuario diferente, el primer conjunto fue con un vestido súper corto pero con mallones opacos, y las boyas bajas de nuevo, pero eran para poder salir a comprar ropa que deseaba probarme.
http://www.flickr.com/photos/nicole_kowalski/5028323630/

Salí a la calle, el escote es mucho mas pronunciado que el del otro conjunto,( http://www.flickr.com/photos/nicole_kowalski/5025787615/) y enfilé hacia la calle de Londres, y llegué a una tienda de ropa que está casi con Génova, había visto unos jeggings en estampado de Chita blanco y negro y me animé a entrar, me dijo “hola linda”, y revisé las tallas, encontré unos talla 13, pero no sabía si me quedaban, “¿te los quieres probar?, y pasé al probador, dos lecciones aprendí en ese momento, la primera, no uses uñas postizas si te vas a probar ropa y menos si es pegadita y apretada, salen volando, y la segunda, que bueno que llevaba efectivo, debes llevar efectivo y una identificación contigo, no sabes si algo te pasa al menos te identificarían, y el efectivo para no exponer tu nombre.

Me probé los jeggings, perfectos, pegados, y hacen que el trasero y las piernas se vean fabulosas, me cambié de nuevo y pagué en efectivo, me sentía soñada, era una compra en femenino, y supe que no llevaba suficiente dinero, afortunadamente, por que necesitaba una blusa que hiciera juego, un cinturón, unos aretes, pulsera, etc.

Después de divagar por las calles vi que iba a soltarse la lluvia, tercera lección, lleven un paraguas siempre en su bolsa, yo lo llevaba, había un chipi chipi, de esos moja pend…., y así no arruiné mi maquillaje.

Al llegar a Blush Claudia estaba maquillando a una nueva socia, Laura, “mira ella es Nicole, está contigo en la sala privada”, mientras le ponía la peluca y le decía que se veía justo como la vez anterior, era su segunda visita a Blush en la semana y la segunda vez en su vida en ir a Blush, me agradó bastante, envidia de la buena, por que es súper delgada y le queda todo, domina muy bien el uso de tacones altos y es de plática agradable.

Me cambié las botas por unas de tacón alto, las extraño, me encantan no lo puedo evitar, (vean el catálogo de botas de Blush), y comenzamos a platicar, mientras me tomaba fotos, y supo que venía de estar en la calle, le comenté que un tipo en un Corsa rojo me estaba siguiendo, echándose en reversa sobre Liverpool hasta que me di vuelta en Amberes en sentido contrario, y que cuando se fue me regresé de volada a Blush justo antes de que se soltara la lluvia, le enseñé mi compra y me animó a probarme los jeggings.

Me animé y me fui a cambiar, los jeggings y un blusón negro, (http://www.flickr.com/photos/nicole_kowalski/5023278858/) y en eso me dijo que si se bajaba la lluvia igual se animaba a salir conmigo, en ese momento pensé que mi aventura del día ya había concluido, pero no, todo se conjugó, dejó de llover, y le dije que si, se fue a cambiar los zapatos, lo mismo hice yo, pero ella legó con unas sandalias de tacón como de 10 cm, y traía una minifalda a la rodilla y un blusa de manga larga de cuello de tortuga, pero yo estaba algo destapada con el blusón. Claudia nos prestó unas chamarras y comenzó la nueva a aventura, Laura solo me decía que fuéramos por donde hubiera menos gente, pero en la Zona Rosa, y con el chipi chipi y lo charcos traté de llevarla por mi primer recorrido, Amberes, Hamburgo, Génova, Liverpool, y me decía “que aventura, gracias, un sueño”, la verdad es que la entendía en cada paso y cada expresión, eso sentí yo la primera vez, pero lo hice sola.

Lo distinto es que, al cansarse ella de los tacones, justo como me pasó a mí, le dije que si quería sentarse a tomar algo, “ahí hay mucha gente” era el Starbuks, tampoco el Konditori, y le mencioné el café Emir, “órale ahí si”, pero de camino sobre Liverpool, me dijo “una patrulla!”, ya ni le dije pero es justo la Secretaría de Seguridad Pública, y no hay una, hay un friego, yo solo le decía que estuviera tranquila y que nadie se mete con nadie, a mitad de la calle encontramos la entrada del Sanborns del hotel Geneva, que cruza de Londres a Liverpool, y le dije que si se animaba ahí, había poca gente, y que entramos, nos llevaron a la zona de mesas y escogimos una, nos llevaron las cartas “que van a querer las señoritas” yo pedí un Nesté negro helado y Laura hizo lo mismo.

Fue una platica larga, sería como de una hora, pasaba gente, se llenó una mesa de cómo diez personas a nuestro lado, pero no nos importó, era muy amena, y me decía “te debo una” a cada rato, y en todo esto, me di cuenta que yo le debía otra, fue la primera vez que había podido platicar con alguien en mis mismas condiciones, usando maquillaje, ropa y peluca, con una imagen femenina real, pero sabiendo lo que somos, con familia, que nuestro travestismo es una válvula de escape a la vida tan estresante y que es un único momento de egoísmo puro ya que todos los días hacemos todo por nuestros hijos y esposa, para darles una buena vida siendo el centro de nuestras vidas, y sin embargo a ser ella Laura y yo Nicole, eso se deja un lado por unas horas al mes.

Nos llevaron la cuenta y no me dejó pagar, se animó ella a ir a la caja y pagó, nos pusimos las chamarras de nuevo y salimos de ahí, no sin notar que tuve que contenerme a abrirle la puerta, de hombre eso hago con las mujeres, pero yo era una, y ella igual, ella me abrió la puerta y creo que pensó lo mismo.

Llegamos a Blush ya tarde como a las 10:00 de la noche, y a cambiarnos, desmaquillarmos y regresar a nuestras vidas, pero se forjó una amistad, y creo que el próximo viernes la animaré a salir y que se pruebe algo de ropa, o solo tomar un café.

A todas mis amigas de Blush, esta es una invitación abierta, la ubicación es única y la plática espero entretenida, y muy sincera.

Gracias Laura, Claudia y Javier

Besos.

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